martes, 9 de octubre de 2012

Pensamiento Filosófico ¿Para Qué?


El pensar en una filosofía latinoamericana muchas veces se confunde con pensar en historia o cultura de latinoamerica. Se hacen divisiones temporales y espaciales que parcializan el análisis y la interpretación de los acontecimientos. La insistencia de tener claros los hechos históricos es para discernir con más precisión el contenido y existencia de una reflexión filosófica. Siendo de esa manera, lo relevante en la búsqueda de pensamiento filosófico a lo largo de la historia del continente americano no es lo relacionado a la pregunta ¿de dónde surge el pensamiento filosófico? sino lo relacionado a la pregunta ¿Para qué surge dicho pensamiento?

Si se sigue girando entorno a la pregunta ¿de dónde surge el pensamiento filosófico en latinoamerica? para comprender la “Filosofía Latinoamericana” será difícil encontrar el centro de dicha filosofía. Apuntar a encontrar ¿para qué surge el pensamiento filosófico latinoamericano? puede acercar más a un camino que conduzca al centro de la filosofía latinoamericana.

El proceso surgido de la venida de los españoles al continente americano tiene muchas dimensiones. Seguramente hubo distintas perspectivas desde las cuales se fue actuando. Por ser un acontecimiento único ninguno sabía exactamente cómo responder a lo que sucedía en ese momento. Tampoco fue planeado de la manera como sucedió. Así que podría decirse precipitadamente que el pensamiento filosófíco surgido allí fue espontáneo y totalmente empírico. Desde la misma experiencia que se iba teniendo de la situación surgían las respuestas a las cuestionantes y dificultades encontradas.

Pero al parecer las reflexiones no son completamente nuevas. Las reflexiones que surgieron en el continente europeo con respecto al continente americano son sobre temas ya tratados. Y aquí es donde casaría realmente el concepto “conquista”. La conquista no es simplemente el tomar por fuerza lo que se desea, sino una completa imposición de estructuras mentales. Los “conquistadores” fueron respondiendo a la pregunta ¿para qué? y así tomo forma todo el proceso ya conocido. Todas las líneas de pensamiento que se tomaron en ese momento no fueron totalmente nuevas sino solo adaptaciones de las ya existentes a una realidad nueva (por lo menos para ellos). Pensaron a América desde las estructuras establecidas en Europa.

Fueron surgiendo diversas mezclas de adaptaciones filosóficas. Algunas eran con intenciones buenas pero otras no. Es una lástima que las reflexiones que menos conocemos son las de las personas nativas de América. No las antiguas sino las que seguramente surgieron en ese momento. Conocemos principalmente las europeas y luego las de europeos (o descendientes) viviendo en América. ¿Y las reflexiones propias de las personas que eran obligadas a pensar distinto?

Pensar en ¿para qué? es despertar algo más que “lo positivo o lo negativo” de esa época. Es atreverse a descubrir motivaciones, deseos, intenciones, planes y proyectos. Lo que se piensa tiene un fin que le da sentido. Por eso hablar de la “filosofía de la conquista” parece algo parcial y totalmente aparente si no se conoce el ¿para qué? de cada tesis planteada. Hasta el “Humanismo Jesuita” que podría ser visto como positivo y valioso debería ser puesto en duda hasta no conocer realmente la motivación que le dió origen.

Al final el presente es quien se enfrenta con la realidad desde el resultado de todo lo pasado. Y de nuevo la pregunta ¿para qué? 

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