lunes, 1 de octubre de 2012


Nueva filosofía de la conquista

En esta ocasión hablare del proceso a la conquista de América de Luciano Pereña. Sobre el tema del revisionismo de Francisco Vitoria, específicamente del numeral dos: la nueva filosofía de la conquista.

Para comenzar, vale la pena conocer algunos datos del autor: Francisco Vitoria porque de él vamos a  hablar en el presente ensayo. “Francisco de Vitoria, catedrático de la Universidad de Salamanca, sometió a proceso crítico el descubrimiento y la conquista de América por los españoles. Empezó por cuestionar y terminó por negar los fundamentos del Requerimiento oficial de la corona que justificaba y sobre los que discurrió la primera conquista (1508-1534)” (Pereña, L. “El proceso a la conquista de América” p.193). El objetivo de este ensayo es presentar una de las críticas que hace Vitoria a la conquista de los españoles: “El papa, no tiene ningún poder político sobre los indios” (Pereña, L. “El proceso a la conquista de América” p.199). Ya que, el papa Alejandro VI, delegando su poder universal político, dona a los Reyes Católicos de España los territorios de las Indias. Con esto se confirma el poder político y poder universal del papa sobre todo el orbe. Y para llevar a cabo la presentación de dicha crítica, partiré de nuestra realidad guatemalteca – con el tema de la minería- enlazando al final el texto de Luciano Pereña.

Recordemos que en la edad Media se consideraba que el papa tenía el poder de todo el orbe. Esto es algo que hoy, de alguna manera, no podemos comprender. Pero el texto nos presenta cómo Vitoria empieza por denunciar esa teocracia pontificia, que los conquistadores llevaron hasta el extremo. Porque los españoles, en nombre del papa, esclavizaban a los indios, ocupaban sus territorios, etc. y como el papa les había “dado el permiso” se sentían con toda la potestad de hacerlo.

Como seres humanos tenemos conciencia de qué es bueno y qué es malo. Aquí hay un punto que no quiero dejar pasar, ¿porqué cuando es un acto bueno nos animamos hasta pedir una bocina para anunciarlo o llamar  a los medios de comunicación para publicarlo; mientras que cuando es un acto que se ve feo –por no decir que es malo- buscamos siempre a alguien para echarle la culpa? Y recordemos la crucifixión de Cristo: Pilatos se lavó las manos. Como para decir que no formaba parte de los culpables de la muerte de Jesús que era inocente. ¿Será hipocresía? ¿Será presentarse como oveja, pero con intenciones de león? Son interrogantes que surgen al momento de leer el texto. Incluso lo hablábamos en clase: uno ya tiene suficiente uso de razón para saber lo que va a hacer ¿Por qué no lo hace? ¿Porqué los conquistadores tenían que solicitarle permiso al papa para conquistar América? Total, lo iban a hacer con o sin el permiso del papa.

Dice un refrán muy conocido: “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Porque nuestra sociedad pasa hoy por momentos de invasión extranjera. Hace precisamente 16 días, las calles de nuestros pueblos estaban colmadas de cientos de estudiantes, que con sus ruidosos tambores manifestaban el festejo de la independencia y porque no mencionar las largas marchas de numerosas antorchas que iluminaban las principales calles de nuestro país, portadas por jóvenes que anhelan libertad. Y gracias a Vitoria que critica elementos de la conquista de América, nos hace que no pasemos con los ojos cerrados ante tales acontecimientos que vivimos. Y la verdad, al decir que nuestra sociedad pasa por momentos de invasión extranjera, me refiero a la minería.

Nuestro presidente, Otto Pérez Molina, al inicio de su misión como gobierno manifestó que iba a convertir nuestro país en “un país minero”. Por el motivo de que no hay fondos. No hay una buena economía en nuestro país. Es lamentable que hoy, al igual que en tiempos de la conquista vengan turistas a visitar nuestro país, sin ningún título, ni licencia o permiso para explorar nuestras tierras a ver si tienen oro, simplemente a tomar aire puro, a apreciar la naturaleza, a admirar el ¡país de la eterna primavera! Y que luego vengan compañías no con el permiso del papa sino con el permiso de nuestro presidente, con la licencia para explorar nuestras tierras y posteriormente despojarnos no de nuestros territorios, sino a traer el oro. Dejando nuestro país en decadencia. Porque después de que se va la compañía con el oro se acaban los bosques, hay que esperar 20 años para que se purifique el agua... ¡qué va a tomar una población durante ese tiempo! Seguramente se arriesga a enfermarse, a morir.

Y aunque Guatemala no depende totalmente de la minería pero si en una parte. Y vasta esa parte para que hoy cueste definir en nuestra sociedad conceptos tales como: libertad, autonomía, independencia, etc. porque seguimos dependiendo de la ayuda de otros países para salir adelante.

Entonces ¿Por qué esas calles no se llenan de personas con tambores que protesten esas injusticias, como ya algunos lo han hecho uniéndose en cansadas marchas en favor de la vida? ¿De qué independencia se habla? No dejemos que la independencia se vuelva igual a los acuerdos de paz. Donde se habla de una paz firme y duradera, cuando muchos guatemaltecos desean cambiarle el nombre a Nuestro Diario por “Muerto diario” al ver tanta violencia que sufren las familias guatemaltecas.

Si Vitoria viniera a nuestro país y miraría cuantas injusticias se hacen contra los campesinos que sufren con los proyectos mineros, daría una lista de principios constitucionales como lo hizo en aquella ocasión: 1) campesinos y compañías mineras son iguales en cuanto que son hombres. 2) Igualmente solidarios y libres. 3) Los campesinos son verdaderamente dueños de sus bienes. (cfr. Pereña, L. “El proceso a la conquista de América” p. 201).
 
Aunque estoy seguro que el gobierno tiene el poder político sobre Guatemala, pero también debe luchar por el bienestar de todos. Buscando siempre el bien de las personas y no pasar por encima de los derechos y la dignidad de aquellas personas que muchas veces no son escuchadas. Antes de donar los territorios guatemaltecos a compañías extranjeras.

Al igual que Vitoria defiende los indios, cada uno de nosotros estamos llamados a defender nuestra gente. Esa gente que muchas veces, al igual que en la conquista es tratada con inferioridad. Solo así,  conservaremos un país bello, digno de vivir, donde sean respetados los derechos de cada uno donde cada uno vele por el bien del otro.

 

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