lunes, 29 de octubre de 2012

Liberalismo y Positivismo


Juanfra Molineros

“La civilización era una etapa que sólo algunos pueblos alcanzaban”[1], sin querer seguir por completo la introducción que hace el documento ya citado, es necesario entrar de lleno a la pregunta ¿Hasta qué punto las acciones del pueblo y de algunos de sus actores representativos fueron meramente liberales, meramente positivistas, o liberales y positivistas?[2] Y en qué medida con ello puede decirse que hemos logrado acercarnos al estado de civilización.
Resulta obvio que la última pregunta la planteo no sin excluir las posibilidades que matizaré en los siguientes puntos, tomando en cuenta los factores sociales y económicos que facilitan –como dice el texto– la recepción del positivismo.
El positivismo surge en Europa, pretendiendo ser un resumen del desarrollo cultural alcanzado por la humanidad a través de su historia[3], considerándole entonces como una totalización del avance cultural-científico que abarca una realidad concreta. Ahora bien, si ésta totalización surge del mundo real[4], y entiende el progreso como “un avance continuo hacia un fin determinado, así, la existencia de los hombres mejora continuamente y ese mejoramiento está condicionado por las leyes reales exteriores o interiores”[5], ¿Podemos decir entonces que nos ayuda a acercarnos al estado de civilización?
Definitivamente en Guatemala había ya en el siglo XIX, cambios como reflejo de lo que sucedía en el mundo, a decir, la economía de autoconsumo sumada a una débil mercantilización[6]. A esto, debería agregársele el factor de la producción del café y la reforma agraria que en más tendría consecuencias directas en el desarrollo del Estado de Guatemala y todo “el pensamiento de modernidad basado en la filosofía positiva que se expandía fundamentalmente en Europa, hacía presencia en Guatemala”. De aquí que la reforma liberal movió las bases económicas, sociales, políticas y culturales desde la oligarquía cafetalera[7].
Desde otra perspectiva, pero con los mismos factores base, la “nueva época aparecía desbaratando los principios religiosos, aportando un ambiente saturado de orgullo, vanidad, sofistería, ligereza, (…) de hombres sabios y por lo tanto no necesitados de fe”[8] A lo que vendría una reacción de la Iglesia y una persecución sistemática de ella, que le haría ponerse durante mucho tiempo en antagonismos que le costarían su estancia en el país.
Dicho lo anterior, entonces me preocuparé en responder la pregunta inicial tomando como referencia el marco contextual con el que quise introducir la argumentación.
El “Liberalismo y Positivismo” surgieron en Europa respondiendo a un contexto y a una realidad muy diferente a la nuestra, nuestro rezago cronológico respecto a la Historia Universal no era de unas cuantas décadas, sino a siglos de distancia. Sin embargo, los “hombres sabios” que en Guatemala quería reproducir las ideas liberales y positivas de Europa no hicieron más que una mala copia, y esto es percibido en el hecho que, toda acción fue orientada con un sesgo profundamente incoherente, ya que, no se logró el establecimiento de un proyecto de Nación, sino se persiguieron –como hasta ahora es moda– intereses propios de la oligarquía, que no hicieron más que responder a la importación acrítica de ideas europeas y establecerlas en una realidad que era diversa y diferente.
Desde tiempos de la colonia y más cercano aún, desde la independencia de nuestro País, los ejes de discriminación racial y social eran ya una tendencia marcada, y la realidad se veía sumida en un caos de distribución de la tierra, del capital e inclusive del acceso a servicios básicos. El liberalismo y el positivismo no encontraron un foco auténtico de canalización para marcar la sociedad guatemalteca y ponerla en camino hacia un estado de civilización, sino más bien fue la imposición de un nuevo régimen y por tanto un nuevo colonialismo desde la perspectiva de la ciencia y el progreso.
Hubo muchas acciones que ayudaron a matizar la Guatemala de hoy, sin embargo, en el momento que esto ocurría no era más que una mala adecuación de una ideología a nuestra realidad, ya muy golpeada por el yugo español primero y luego por el yugo que los mismos progresistas ponían sobre sus compatriotas.
Definitivamente la relación del hombre con su mundo, vista desde la novedad del positivismo propicia un encuentro con un mundo moderno de conocimiento y de ciencia, sin embargo en nuestra realidad, no todos tienen acceso a este conocimiento y a esa ciencia, sino sólo aquellos hijos de la oligarquía de la Reforma Liberal que sistemáticamente usaron una ideología para apropiarse y esclavizar a sus connacionales libres e independientes de los españoles, mas no libres e independientes de los criollos con ideas europeas.
Todavía hoy en Guatemala el Liberalismo y Positivismo europeo resulta un problema, porque resultan los beneficios de éstos exclusivos y excluyentes, propios del capital y de los “hombres sabios” que mueven el País.


[1] Liberalismo y Positivismo. Capítulo II.
[2] Ibídem. Pág. 67
[3] Ibídem. Pág. 68
[4] Ibídem. Pág. 69
[5] Ibídem. Pág. 73
[6] Ibídem. Pág. 77
[7] Ibídem. Pág. 91
[8] Ibídem. Pág. 116

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