lunes, 29 de octubre de 2012

El neoliberalismo y el giro descolonizador


                                            Por: Lennin Ariel González Ocampo

El neoliberalismo aunque no tuvo origen en América Latina, con el tiempo se fue elaborando un perfil propio. En las ideas de economistas, políticos y ensayistas el neoliberalismo fue tomando forma. El filósofo Merquior propone la modernidad modulada frente al identitarismo, entendido este como querer ser como los otros. Merquior argumenta, sólo la modernidad modulada nos ayuda a salir de la preocupación del identitarismo y así tener una integración economía- mundo factor de prosperidad y desarrollo para América Latina.

La mayoría de los neoliberales del siglo XX denuncian el Estado, porque este corrompe la actividad económica y la obstaculiza. El Estado es un controlador, una carga pesada para la población, una entidad tormentosa para el cumplimiento de un sistema económico. Paz hace una fuerte crítica al Estado, es la burocracia contemporánea controladora del saber técnico y la economía. Por su parte Fontaine señala al Estado como un poder absoluto, democrático o totalitario. Para los países de Argentina y Perú el Estado produjo una quiebra económica. El Estado represento para el siglo XX el origen de los males en su mayoría económicos para la sociedad de América Latina.

El Estado mexicano para Paz debe tener una transformación a través de la modernidad ligada a la democratización. Paz piensa en: “la democracia espontanea de los pequeños pueblos y comunidades, en el autogobierno de los pueblo indígenas, en el municipio novohispano y en otras formas políticas tradicionales” (Neo y Liberalismo, p. 268). Porque para Paz el Estado no tiene como finalidad solamente la economía sino el poder. Paz piensa: “la racionalidad del Estado no es la utilidad ni el lucro sino el poder: su conquista, su conservación y su extensión, y su arquetipo no es la economía sino la relación jerárquica jefes-soldados” (Neo y Liberalismo, p.268). Paz como buen neoliberal radicaliza la democracia, para que ella pueda ser fuente de modernidad para los pueblos mexicanos.

El liberalismo al ser más clásico que el neoliberalismo se le sitúa en lo político, social o jurídico y ha tenido más influencia en América Latina. El neoliberalismo al menos por tres clásicos criterios se diferencia del liberalismo. Los tres criterios clásicos del pensamiento neoliberal son: Estado, mercado, democracia. En cuanto al Estado y la democracia ya han sido expuestas sus influencias por los pensadores Paz y Fontaine.

Ahora bien, el criterio de mercado lo critica Merquior se refiere a él como a un retroceso neoliberal. Merquior dice: “el neoliberalismo sólo confía en el juego del mercado. Y agrega, sabemos que el mercado, aun cuando sea instrumento indudablemente necesario de la creación de riqueza y desenvolvimiento económico intensivo, no constituye una condición suficiente de la libertad moderna” (Neo y Liberalismo, p. 279). El criterio de mercado si no crea condiciones suficientes de libertad moderna. Merquior dirá: “no es capaz de gestionar por si solo toda una serie de requisitos y oportunidades para el ejercicio más pleno y más significativo de la individualidad de muchos” (Neo y Liberalismo, p. 279).

El neoliberalismo en Guatemala se ha evidenciado en el gobierno de Arzú y actualmente con su alcaldía capitalina. Arzú ha potenciado en la ciudad de Guatemala la privatización de muchas entidades, un ejemplo es EMETRA. Esta empresa al prestar un servicio social a la comunidad capitalina, está obteniendo ganancias económicas y poder para Arzú.
Es seguro que existen otras influencias de neoliberalismo en nuestro país, pero me remito al ejemplo anterior por ser uno de los más cercanos a nuestra realidad.

En conclusión el neoliberalismo pretende varios objetivos o fines, pero uno de los más ambicionados es el que nos presenta Merquior. Merquior dice: “si nuestra meta es la integración a la economía-mundo, factor de prosperidad y desarrollo, lo que necesitamos para ello son instituciones modernas o, dicho de otro modo, geocultural y económicamente, nuestro destino no es resistir a la modernidad, sino simplemente modularla” (Neo y Liberalismo, p. 262). La opción es clara el neoliberalismo quiere ser parte de la modernidad, hoy ser parte de la actualidad con su propios criterios y acciones propias, para alcanzar la integración a la economía-mundo.

El pensamiento filosófico descolonizador tras haber surgido entre la conquista y colonización de las Américas. Éste nos sitúa en como los indígenas fueron víctimas del genocidio desatado por pueblos que se consideraban superiores a ellos. La historia suma al genocidio indígena, la esclavitud racial de poblaciones indias y de negros africanos. Dando paso a que pensadores de la descolonización  señalaran el surgimiento de nueva forma de ser y poder, un nuevo carácter moderno y colonial en el llamado descubrimiento de las Américas.

Por ello, el deseo de los pensadores de la descolonización era hacer frente a los hechos que fragmentaban y horrorizaban a los sujetos colonizados. La propuesta de estos fue levantar una ola de pensamiento y prácticas que buscaran reconstruir la humanidad de los sujetos y pueblos deshumanizados. La finalidad era ya no volver a un pasado irrecuperable, pero tampoco buscar una simple reconciliación, el deseo irreprimible era buscar reconstruir un mundo humano.

El giro descolonizador se comprenderá a través de tres posibles ejes. Torres dice: “Me referiré así pues a tres momentos fundamentales de lo que llamo el giro descolonial: uno en el siglo XIX, otro a mediados del siglo XX, y otro a finales de ese mismo siglo” (p. 683). El primer eje va de colonialismo a la colonialidad. Torres dice: “El colonialismo en su forma más literal  se refiere a las relaciones políticas particulares; la colonialidad se refiere más bien a relaciones de poder, y a concepciones de ser y de saber que producen un mundo diferenciado entre sujetos legítimamente humanos y otros considerados dispensables, sin valor” (p. 685).

El segundo eje es la descolonización o descolonialidad. Torres dirá: “La descolonización, entendida como descolonialidad, hace referencia a un proceso de deshacer la realidad colonial y sus múltiples jerarquías de poder en su conjunto, lo que plantea la necesidad inmediata de trabajo al nivel subjetivo como al nivel estructural” (p. 686). En cuanto a la descolonización en sí, Torres dirá: “Al contrario, la descolonización apunta a restablecer tanto la libertad individual y de los pueblos, como relaciones genuinas de interdependencias. La descolonización implica acción por parte del colonizado” (p. 686).

El último eje quiere ser también la conclusión de este ensayo. Que quiere dejar claro a través de los puntos esenciales presentados el origen y posibles consecuencias del giro descolonizador. Al respecto del giro descolonizador Torres dirá: “El termino también se refiere a la transformación interior de la subjetividad colonizada, o, dicho de otra manera, a la recuperación y afirmación radical de la humanidad de los sujetos a quienes se les ha negado su humanidad sistemáticamente” (p. 687). La descolonización quiere ser para el colonizado la liberación del horror de la deshumanización.

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