Mario
Alfonso Hernández Romero
Filosofía no consiste en repetir lo que
se ha dicho. Cuando tomo como punto de
partida en este ensayo la afirmación anterior, es porque me causa conflicto en
la revolución de mi pensamiento el simple hecho de pensar que cuando he tenido
acercamiento a corrientes de pensamiento filosófico (sea pre socrático,
escolástico, moderno, contemporáneo y
latinoamericano), siempre he tenido una vaga concepción de lo que es
filosofar. Si es una tarea del pensar,
el filosofar, no puede reducirse a que hoy lo pretenda hacer simplemente
repitiendo lo que otros han dicho; cabe recalcar que no todo pensar justamente
es un pensar filosófico, sino va más acorde, según mi opinión, a un pensamiento
con ideas ordenadas que se encaminan a un campo específico de atención y
estudio.
Atendiendo
un poco al orden del pensamiento, quiero dar razón a lo que para mí es el
filosofar, teniendo en cuenta bases que dan fe de esta tarea que, más que humana es del pensar, del ser humano
pensante. El filosofar lo entiendo como
el puro ejercicio del pensar que fija su horizonte en el que, más que ver con ojos superficiales, penetra en
la hondura de ese pensamiento logrando con ello ver pero desde el mismo corazón
y ser del sujeto pensante, que luego se traduce en una imagen que, grabada en
impresión, se hace evidente en la realidad que logro percibir. La Filosofía, más que ser una ciencia que se
dedica al estudio de un campo específico (Sabiduría), yo diría que es una
herramienta muy necesaria que me va introduciendo, al ejercitar mi capacidad
pensante, en el espacio de los sujetos que no se quedan con un simple ver, sino
que buscan dar razón con argumentos evidentes a la luz del pensar humano que es
capaz de pasar de un estudio evidente a un análisis trascendente. Cuando decía que la tarea del filósofo o del
filosofar necesita un orden, me refiero a que es necesario una estructura de
pensamiento que me ayude a procesar conceptos, ideas, realidades que de un ser
físico, palpable, me lleven a lo metafísico de su ser que no es palpable pero
sí es concebible en el ser pensante del sujeto.
Llama
mi atención la manera en que Antonio González, S.J., cuando reflexiona “El
punto de partida de la Filosofía” en el apartado de la relevancia de la tarea
(Filosofar) hace hincapié en el mismo hecho que nos ubicamos en el Tercer
Mundo. Pero ¿qué es lo interesante de
ese detenerse?, no es más que “la
necesidad urgente de un auténtico filosofar”. Mi postura va en acuerdo con Antonio González
en cuanto a que parece ser que las filosofías actuales solo responden a los
problemas propios de los contextos. No
se puede negar lo bueno y los grandes aportes de estas corrientes de
pensamiento a nuestro mundo latinoamericano, pero, ¿dónde queda lo nuestro?
La verdad, a mi forma de entender el mundo
con el que me enfrento hoy, hablo desde el contexto y ambiente en el que me
desplazo. Parece ser que vivimos un
tiempo en el que no se quiere pensar (me refiero como una propuesta novedosa de
pensamiento ante los paradigmas ya
existentes). Claro que con esto no estoy
negando el que hay personas que piensan y escriben reflexiones con peso que
responden al enfrentarse a un mundo post-moderno. Y creo que ahí está una clave de la
problemática en la propuesta de filosofar; nos hemos quedado en la modernidad y
es necesario aterrizar, vivimos ya en la post-modernidad. La filosofía es tan necesaria hoy, como lo
fue ayer, como lo será mañana y siempre.
En todos los campos en los que hay participación del sujeto o ser
humano, es necesario un espacio para la filosofía. Es un reto grande y más que decir que nos
espera para hacer algo con nuestra participación directa, el Tercer Mundo
espera una propuesta que nazca en el contexto,
por el mismo contexto y para el contexto de la América Latina o
Latinoamérica de la post-modernidad.
El pensar latinoamericano no es, ni debe
ser un constante repetir o contextualizar un modelo de Filosofía que no
responde a nuestra realidad, aunque sea viable el situarlo en el ahí. Es necesaria una cosmovisión que me ayude a
enfrentarme a la problemática de la época pero desde argumentos válidos que
brotan de la misma realidad cultural, política, social, económica y religiosa
de los países de este Tercer Mundo, y específicamente el de la nuestra
Latinoamérica. Filosofía no consiste en
repetir lo que se ha dicho, consiste en desarrollar esa capacidad creadora
existente en el ser humano pensante y desde la cual ofrezca una nueva forma de
ver el mundo, una nueva forma de cuestionarse en cuanto al ser de las cosas y
del mundo pero con los pies puestos en Latinoamérica. No es repetir, es crear, pero sin anular o
desvalorizar corrientes que nos han iluminado por varios siglos.
mucho hablaste(en teoría porque en realidad sería escribiste) y dijiste poco, porque en ningún lado esta la respuesta al PUNTO DE PARTIDA DE LA FILOSOFIA LATINOAMERICANA
ResponderEliminar