viernes, 23 de octubre de 2015


 X Congreso Internacional de Filosofía: Pensamiento, Modernidad/ Colonialidad y Condena


¿Es posible hablar de una colonización de la filosofía en América Latina y un filosofar decolonial?


En el análisis de los hechos que acontecieron en el descubrimiento de América Latina en 1492. Y por consiguiente, durante la época de la colonia española en los siglos venideros XIV-XIX, junto a los procesos de independencia y el auge de reflexiones del s XX. Se dan importantes discusiones de carácter filosófico. Por un lado, la manera en cómo intelectuales de la modernidad consideraron  el descubrimiento de un nuevo continente. Y posteriormente el modo en que ha evolucionado un pensamiento latinoamericano.

En este sentido, uno de los primeros acercamientos filosóficos, trae consigo la discusión ontológica y la división sub-ontológica; si los indios de américa son seres pensantes o son entes sin ser. En últimas consecuencias condenarlos como primitivos y bestias. Asimismo, los efectos  de una epistemología del punto cero, que se dedicó, a establecer una supremacía del conocimiento objetivo, subordinando otros conocimientos en escalas inferiores y de poca validez.

Efectivamente, esta realidad contribuyó a que Europa se volviera el centro de la modernidad y el paradigma de civilización. Sin embargo, este modelo de civilización y modernidad, que tenía como fin la aparente imagen de una colonización favorable, no fue otra cosa que sacrificar otras sociedades. Evidentemente esto no fue impedimento para que Europa alcanzara y se proclamara el centro del mundo.

El otro aspecto de dimensión filosófica, es el de los procesos vinculados a la  colonización de la filosofía en Latinoamérica. Es decir, se aprendió una nueva manera de pensar bajo la dependencia de pensamiento occidental. Asimismo, se constituyó una hegemonía de intelectuales. Lo que significa, el surgimiento de categorías colonizadoras del pensar filosófico en Latinoamérica, teniendo como referente el modelo filosófico tradicional.

Ahora bien, el hecho filosófico, no es pertinente solo a una hegemonía de intelectuales o aun paradigma de civilización. Sin embargo, los procesos colonizadores del pensamiento en Latinoamérica, no dieron marcha atrás. (Estos evidentemente en las diferentes épocas.) Se impone un estilo de pensar, una fe. Se deslegitima el conocimiento propio de cada pueblo, etc.

En este sentido, es necesario descolonizar la filosofía. Es decir, alcanzar una autonomía de pensamiento crítico propio, latinoamericano y separarse de esquemas, moldes, corrientes de filosofías europeas que están descontextualizadas. No para desecharlas, pero sí, para cuestionarlas e integrarlas para un nuevo camino de genialidad.

 Descolonizar la filosofía.


Este proceso que ya hemos mencionado, de descolonizar la filosofía implica, partir del supuesto de una filosofía radical. Que esté empeñada en un proceso de reflexión, de acuerdo a las problemáticas que enfrenta una sociedad. Dicho de otra manera, el pensar filosófico radical es la capacidad de problematizar. Plantearse preguntas de manera adecuada, es llegar a la raíz de las cosas y así entender la realidad en concreto. Es decir, un pensamiento crítico que desvele los enigmas y estancamientos sociales, y consecuentemente encamine a una sociedad hacia un mejor rumbo.

Ahora bien, este pensamiento crítico o filosofía pura, es circunstancial y da que pensar. ¿En qué sentido? Por ejemplo: Todas las causas y consecuencias que la colonización provoca, así como: la esclavitud, el encierro, el racismo, los traumas de genocidios, la falaz idea de una civilización. -Dan que pensar-, se gesta un renacimiento del yo. Surge un pensamiento crítico de suyo. Por lo tanto, la colonización (así como en otras circunstancias) crea las condiciones donde se da -el que pensar-.

            Asimismo, en la actualidad hay circunstancias concretas de una realidad que dan que pensar. Ante este hecho, el descolonizar la filosofía, es abrir un camino desligado de un círculo colectivo hegemónico intelectual, que problematiza las realidades y circunstancias de modo inadecuado e incoherente en sus resoluciones. 

Por lo tanto, una filosofía descolonizada, implica liberarse y romper con las barreras coercitivas por parte de una hegemonía (sin desechar los avances). Y permite abrir el horizonte para formular las interrogantes claves –esto es importante- que trastocan una realidad y circunstancias concretas de una época, tal como se presenta; desde un pensar claro y peligroso.

Por último este pensar claro y peligroso, propio del filosofar, es destruir el andamio sofístico que sostiene una hipocresía colectiva colonial. Para orientar de modo razonable y crítico los procesos circunstanciales e históricos de una sociedad.
  
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Referencia:



Universidad Rafael Landívar. (18 de Octubre de 2015). X Congreso Internacional de Filosofia. Pensamiento Crítico. Pensamiento Modernidad/ Colonialida y Condena. Guatemala, Guatemala: Universidad Rafael Landivar. Depertamento de letras y filosofía.

1 comentario:

  1. Frente a la pregunta que plantea Gerson sobre si es posible hablar de una colonización de la filosofía en América Latina y un filosofar decolonial, pareciera que dichas premisas arrojan un rotundo sí. Y me parece muy acertado su optimismo racional de querer que nuestros pueblos hagan una filosofía contextualizada a nuestro modo de vivir y por ende de existir. Que no sea otra cosa que recobrar la identidad de nuestros pueblos.
    Ahora bien, hay un elemento que considero valioso de esta argumentación, y es cuando dice que se aprendió una nueva manera de pensar bajo la dependencia del pensamiento occidental, es decir, los indios ya pensaban; pensaban desde su cultura que implica una visión particular de ver al mundo; mi pregunta ¿se puede llamar una dependencia de pensamiento? O ¿es una influencia de pensamiento que quiere hacer sentir dependencia? Digo esto porque por muy fuerte que haya sido la colonización, las raíces del colonizado, a mi criterio, difícilmente se ven abolidas, al menos no se pierde la memoria histórica de donde se procede.
    En síntesis, creería que los esfuerzos de pensar desde Latinoamérica junto a la contextualización de la filosofía, es lo fundamental, y limitaría la descolonización a estos dos ejes, que a mi modo de ver son los centrales. Si la descolonización toma rumbos radicales de negación y absoluto rechazo, solo quedará angustiada con el afán de descolonizarse, ya que esta última concepción de negación será el síntoma o sombra de una primera colonización.

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