lunes, 17 de noviembre de 2014

Valorándonos a nosotros mismos.

Hablar de nuestra América es algo que siempre va a cuestionar la historia y en especial los efectos de ella. Somos el fruto de una conquista, de un choque de culturas, y esto en ocasiones nos beneficia y en otras nos limita grandemente. La colonia ha estado con nosotros y lo seguirá estando, aunque exista la supuesta independencia de España, aunque seamos república. Si no se hace conciencia de nuestro verdadero valor como hijos de una madre tan herida, profanada, utilizada, no sabremos cuánto en realidad nos sentimos parte de esta realidad y contexto en el que vivimos.  Hoy en día es común encontrarnos mentalidades aquí en América con una influencia excesivamente europea. Nuestros jóvenes van formándose al estilo colonizador y desvaloramos la gran riqueza que hay aquí, lo que nos ofrece nuestra América.

Hay una fuerte tendencia a considerar lo de fuera como mejor que lo nuestro, a menospreciar nuestro pensamiento, cultura, contexto, orígenes, realidades. Todo esto, fruto de una invasión que, aunque inició hace más de quinientos años, sigue vigente en nuestros días. Fácilmente nos vendemos al mejor postor. Salimos de España para caer en Estados Unidos o dictaduras socialistas. Lo difícil no es vivir así, lo difícil es que pasaran varias generaciones, épocas, y nuestra América seguirá vendiéndose, ofreciéndose. Y nuestra América somos nosotros. Es necesario crear, formar nuestro propio pensamiento, atrevernos a perder el miedo. Nuestra América se ha dejado imponer sistemas que la siguen explotando, asesinando y corrompiendo. Son sistemas que sobreviven por encima de ella. Como dirá Martí: no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire. Es necesario buscar nuevas formas, nuevos sistemas que nos lleven a generar nuestro propio pensamiento.

 Una experiencia que viví en Italia, el año pasado es que muchas personas me preguntaban mi lugar de origen, al responderles El Salvador, me evocaban la figura de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, y lo hacían de forma admirable. Yo reconocí que hasta entonces la figura de este hombre pasaba casi desapercibida en mi pensamiento, quizás porque no era europeo o no le había puesto atención. Mentalidad con influencia extranjera.  De igual forma es triste encontrar personas como el columnista Martin Banús, que se dedican a desvalorizar nuestra América con argumentos racistas totalmente fuera de lugar. ¡Amemos a nuestra América y no la sigamos destruyendo ¡.

Bibliografía.
 Martí, J. Nuestra América; La Revista Ilustrada de Nueva York, 1981.
Martin Banús. (2014). El indígena feo. La hora, 24.


1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo Fray, aunque Zea cuando describe en la filosofía el mejor conocimiento se da cuando tanto antropología y en la historia nos estudiemos a nosotros mismo y no se vea lo malo, sino que también lo bueno de nuestra historia.

    El Ariel de Rodó, hace énfasis que le joven debe buscar de darle gusto a la historia para identificarse con ella y así poder decir sin pena lo orgulloso de ser latinoamericano, rica en historia y cultura, eso le llamará él "el buen gusto" en el sentido intelectivo.

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