viernes, 11 de octubre de 2013

La Filosofía occidental nace en América.


Para comprobar esta hipótesis de Leopoldo Zea, será necesario dar a conocer un poco de la información transmitida por José Pablo Feinmann, en su tercera clase de filosofía televisada.
Feinmann considera que existe una relación entre el descubrimiento de América por parte de Colón y el descubrimiento de la subjetividad por parte de Descartes. América es descubierta, no porque no existiera, sino que es descubierta para el capitalismo europeo. El hombre moderno es el que la descubre, el hombre medieval nunca se habría lanzado a buscar nuevos ‘mundos’, puesto que en esta vida solo estamos de paso. Este hombre moderno es el hombre capitalista, de tal modo que, América es incorporada al ‘mundo’ europeo capitalista. Pero esto hombre capitalista, debe analizar ahora cual es su relación con el exterior, ya que descubre nuevos ámbitos, lo cual lo lleva a pensarse a sí mismo. Es acá entonces donde el hombre descubre su propia subjetividad, y es lo que lleva a Descartes a montar su pensamiento filosófico sobre la subjetividad del hombre. Por tanto Descartes nos da con ello un desplazamiento del teocentrismo al humanismo, dando así inicio a la filosofía moderna.
Basándonos en esta explicación de Feinmann, debemos decir que de cierta forma se trata de justificar dicha hipótesis, pero a mi parecer no es más que un intento deliberado por ajustar la relación entre uno y otro descubrimiento, el cual históricamente no es justificable. Dicha suposición se podría hacer de igual modo atribuyendo el descubrimiento de Descartes a la influencia jesuita o demás. Pero siguiendo a Nietzsche, lo que en realidad deberíamos de preguntarnos es ¿Qué persigue Zea con dicha hipótesis y Feinmann con dicha justificación? Al ser ambos americanos, podemos suponer que lo que intentan es redimir de alguna forma la imagen de América, tan desprestigiada por los ojos Europeos a lo largo de la colonia. Es una forma de querer limpiar la imagen de la propia madre, atribuyendo el desarrollo de la otra gracias a la suya. Y aunque el desarrollo de Europa no deja de tener relación con América, y ciertamente los filósofos viven insertos en un mundo, y no son seres aislados; suponer que el nacimiento de la filosofía occidental se da en América, no se queda más que en ese simple plano, el de una suposición.

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