En la
actualidad es común oír hablar de la dialéctica entre «desarrollo» y «atraso»,
o poniéndolo en términos más comunes «el de la ciudad» y «el del campo». Pueden
ir surgiendo otros ejemplos, más aun la idea se mantiene. Precisamente se hace
énfasis en la dicotomía entre «civilización» y «barbarie». Tomando como base al
pensador argentino del siglo XIX, Domingo Faustino Sarmiento, nos atrevemos a reflexionar
desde una postura crítica su planteamiento, poniendo de frente el tema de las transnacionales
mineras en Guatemala.
Hablar sobre
Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) es remitirnos al contexto de la
Argentina del siglo XIX. Él fue un intelectual “que nació para crecer en medio
de circunstancias adversas a las alturas de la inmortalidad”[1],
nos dice De León (2012). Su forma de vida fue marcada por la docencia, en medio
de una etapa turbulenta en su país, de atraso, de tiranía y de opresión. Su apuesta
principal fue involucrarse en un proceso «civilizatorio» para su nación. Pero
el eje primordial era la cultura europea, especialmente la visión de progreso,
de orden y razón iluminista de los ingleses, alemanes y franceses[2].
A partir de ésta
motivación surge su famosa dicotomía: «civilización y barbarie». Reflejada esencialmente en una de sus
principales obras: “Facundo, civilización y barbarie”. En donde el término «civilización»
se identifica con los valores que nos remiten a “la ciudad, al progreso, a la
libertad, al orden, a lo culto y a lo intelectual”[3].
En cambio, el término «barbarie» lo relacionaba con “el ambiente rural, indígena
y campesino de su tiempo, agregándole los conceptos de irracional, violencia,
anormal, maldad”[4]
entre otros. Se percibe una clara división entre ambos términos, son como polos
opuestos desde la visión de Sarmiento.
Su proceso «civilizatorio»
tenía como bandera a la cultura norteamericana
que había alcanzado un alto grado de progreso y orden, aunque para ello se tuvo que
recurrir al exterminio de pueblos originarios. Esta idea la trata de aplicar a
la realidad argentina, buscando que sus tierras sean pobladas por personas
originarias de la cultura europea, eliminando a las personas consideradas «bárbaras».
No cabe duda que su planteamiento es altamente racista y discriminatorio, especialmente
al hacer énfasis en el aspecto sanguinario, podríamos decir que “esta visión de
«civilización» tiene en su corazón la «barbarie»”.
Al retomar
el planteamiento de Sarmiento a la realidad guatemalteca, específicamente sobre
el tema de las transnacionales mineras, podemos decir que la dicotomía entre “civilización
y barbarie” se vuelve a repetir en nuestro tiempo. Solo que ahora se habla
sobre «desarrollo» y «atraso», como esa
división que se va generando con respecto de quienes están a favor o no de las
transnacionales mineras.
Se percibe
en el ambiente una polarización con respecto a este tema, porque los que están
a favor del «desarrollo» apuestan
por incorporar una serie de «transnacionales mineras» para explotar las riquezas que se encuentran
en la madre naturaleza. En cambio, se les considera de «atrasados» a los que
están en contra de esta explotación. Los primeros se fortalecen a través de la
unión de la élite empresarial, el gobierno y los países interesados. El fruto
de esta fortaleza es la opresión, el engaño, la corrupción, la imposición entre
otros. Los segundos son vistos de «atrasados» por
defender la ecología, la salud, la convivencia fraterna entre otros.
Ante esta panorámica
podemos parafrasear el comentario de Rey Rosa (2010), que dice: “la
civilización y el progreso son dos palabras que se interpretan mal. El mundo «civilizado»
impone su progreso y no pregunta”[5].
Podemos afirmar, que el «desarrollo» se ha interpretado de manera errónea en el
país y se ha dejado a un lado una serie de valores que brindan armonía. Puede surgir
la siguiente pregunta: ¿Quiénes en verdad buscan el desarrollo?
Finalmente,
el planteamiento de Sarmiento en el siglo XIX, sobre la dicotomía de “civilización
y barbarie”, sigue recobrando vida en la actualidad. No cabe duda que estos términos
tienen una estrecha relación. Partiendo de la reflexión anterior podemos concluir invirtiendo los papeles,
diciendo que la civilización tiene
barbarie, y la barbarie tiene civilización. O retomándolo al plano
guatemalteco, lo que se considera como «desarrollo» es algo que «atrasa», y lo que se
considera «atrasado» genera «desarrollo».
[1]Oscar
de León (2012); Pensamiento
Latinoamericano; O. España.(Pág. 139)
[2] Oscar
de León (2012); Pensamiento
Latinoamericano; O. España. (Pág. 142)
[3] Oscar
de León (2012); Pensamiento
Latinoamericano; O. España. (Pág. 142)
[4] Oscar
de León (2012); Pensamiento
Latinoamericano; O. España (Pág. 143)
[5]
Alejandra Marroquín Rey Rosa. (2010) CIVILIZACIÓN
O BARBARIE Recuperado de: http://www.s21.com.gt/opinion/2010/10/25/civilizacion-barbarie
en cuanto a que la civilización tiene barbarie y la barbarie tiene civilización, traducido a lo guatemalteco como mencionas al final puedo decir que es muy cierto, pues para lograr un ''desarrollo'' es necesario muchas veces sacrificar alga igualmente valioso. En cuanto al tema de las minerías creo que ahí no hay desarrollo sino mas bien destrucción, pues las regalías que se quedan en el país son mínimas comparado a lo que explotan de las minas, mientras que los daños son irremediables, por lo que puedo decir que en este caso es mejor permanecer en la barbarie.
ResponderEliminarLa vida de Sarmiento, está marcada por la docencia, la tiranía y la opresión de un país. Eso ya nos dice mucho, la pregunta es si nos dice mucho por el conocimiento que se tiene de dicho contexto o por los prejuicios que giran alrededor del mismo.
ResponderEliminarSe debe recordar que los barbaros, para los griegos eran los que hablaban. Ba,ba,ba. Es decir a los que no se les entendía. El eje primordial para Sarmiento, como bien dice José Abac, era la cultura europea, con su visión de progreso, de orden y de raza iluminista. Pero ¿no es? este concepto, relativamente el más “fácil de comprender. “Hay que imitar a quienes parecen estar mejor”, es decir la ciudad, el progreso y la libertad.
Quiero hacer notar las grandes dificultades que estos conceptos a primera vista “de fácil comprensión”. Han generado. Dificultades sociales, morales, y por supuesto las dificultades traídas a los pueblos vulnerables, con las transnacionales mineras que, es el tema que este comentario nos invita a reflexionar. Engaño corrupción imposición por mencionar algunos.
A la pregunta planteada en este comentario. “¿Quiénes en verdad buscan desarrollo?” Quiero adjuntar otra, ¿Qué desarrollo es el que se busca? Puesto que estos conceptos de civilización y desarrollo que plantea Sarmiento, lo que nos han dejado es un atraso en el desarrollo, ético, moral y del espíritu humano.
Quizá se deba apostar por los conceptos que, relativamente no son fáciles de comprender, para obtener mejores resultados, aunque esto sea considerado como bárbaro.
Me parece sumamente importante la relación que el autor del ensayo hace entre «civilización-barbarie» y «desarrollo-atraso». El contexto socio-económico juega un papel fundamental en el pensamiento o forma de vida de un individuo. Sarmientos, su pensamiento, responde a una situación concreta en tiempo y espacios precisos, como podría ser el proceso de independencia en Argentina, lo cual implica una serie de acontecimientos que se presentan en el ensayo, resaltando que en la época era muy común el pensamiento europeizado de inferioridad, Europa será siempre superior a América, pensamiento que en ciertos sectores se sigue teniendo y que ya no solo hace referencia a Europa sino que a otros países del mismo continente como ser EEUU (creo que un gran ejemplo podría ser la migración: EEUU simboliza una «buena vida», es mejor que Centroamérica). De aquí entonces la relación, ya no es civilización-barbarie y no es solo Europa, ahora el gran debate es desarrollo-retraso y se toman otros países, entonces tenemos un ejemplo claro: «las mineras», y de fondo quedará siempre la misma cuestión que no solo es la destrucción de la naturaleza lo cual significa la propia destrucción (que es muy importante), si no que aspiraremos siempre a otros países, su vida, su sociedad, entonces nos perderemos de disfrutar lo nuestro y trabajarlo para hacerlo desarrollar. Termino analizando el hecho de que el “desarrollo” que proponen ¿Para quién es?, ¿podríamos hablar de desarrollo en países donde estos proyectos enriquecen más a los ricos y empobrecen aun más a los pobres?, añadiendo a esto el gran daño que estas minerías ocasionan en la salud. Entonces como dice José Abac en su ensayo “O retomándolo al plano guatemalteco, lo que se considera como «desarrollo» es algo que «atrasa», y lo que se considera «atrasado» genera «desarrollo».
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