jueves, 30 de agosto de 2012

LAS FUERZAS REGENTES DEL MUNDO


Por: Luis René Sandoval Quinteros

El  pensamiento latinoamericano ha reflexionado desde muy antiguo sobre los fenómenos y la forma en que estos afectan a las distintas culturas. En los registros más antiguos, como los códices, aparece el registro de distintos hechos naturales. Estos hechos son atribuidos a fuerzas superiores al hombre y que son llamadas “dioses” al equipararlas con el término de la tradición filosófica occidental.
Estas fuerzas, en el pensamiento Náhuatl, están dominadas y guiadas por una fuerza suprema que es también el sembrador del hombre en la tierra: “Dice el Señor nuestro, Tloque Nahuaque, que es Noche y Viento, aquí habréis de vivir, aquí os hemos venido a sembrar, esta tierra os ha dado el Señor nuestro…” (Filosofía Nahuatl, pág. 277).
En textos importantes de otras culturas latinoamericanas, tales como el Popol Wuj de los maya-quichés o la recopilación de textos llamada Chilam Balam, también se hace referencia a una fuerza superior que es comprendida como “padre” y “madre”.
La concepción dual, presente en todas estas culturas, hace referencia al hecho natural de la noche y del día como manifestaciones de esta divinidad o fuerza superior en su cara femenina y su cara masculina. Esto, a mi interpretación, quiere decir que las fuerzas superiores actúan rigiendo los hechos naturales y también sobre estos.
Llama la atención cómo se presentan estas energías con características humanas, incluso con la capacidad de errar (se equivocan en la creación del hombre).
Casi todas las culturas latinoamericanas presentan una fuerza mayor que forma primero un hombre imperfecto y luego de deshacerlo, forma uno definitivo que tiene todas las características humanas. Este hombre definitivo es el encargado de alimentar a esta energía con sus ofrendas y sacrificios. De igual forma son alimentadas todas las otras fuerzas menores que, según las distintas concepciones, necesitan estar alimentadas para evitar las catástrofes (ciclones, terremotos y otros hechos de la naturaleza) de las fuerzas que ellas rigen.  Estas catástrofes son relacionadas con la actitud humana de enojarse que generalmente se atribuye al no agrado de la ofrenda presentada.
El gran señor Tloque Nahuaque, del pensamiento Nahuatl, tiene una cara masculina que rige le día y una cara femenina, de gran señora, que rige la noche. Esta es una fuerza o divinidad suprema que habita más allá del cielo. Esta visión de fuerza única es heredada al pensamiento teotihuacano y al mundo tolteca.  Esta concepción no impide la existencia de otras fuerzas menores que rigen los hechos de la naturaleza.
Es interesante tomar en cuenta que una época de la vida del hombre está regido e influenciado por ciertas fuerzas y luego su influencia desaparece. Hay fuerzas que se contagian y manejan al hombre, lo sobrecogen y abruman. Incluso existe una fuerza personal que rige a cada hombre (es el caso de los nahuales mayas), una especie de “dios personal”. Esto indica que existe una pluralidad de fuerzas en las distintas concepciones y estas limitan el poder del hombre.
Podemos llamar original al pensamiento incaico ante los demás pensamientos principales latinoamericanos ya que la divinidad o fuerza única es muy parecida al Dios cristiano. Es “padre” “madre” bueno que se preocupa por sus creaturas. También, al igual que nuestro Dios, es todo poderoso y tiene una faceta desconocida. 
En el siguiente texto, escrito en castellano antiguo y presentado de forma literal, podemos ver la concepción de este “dios”:
“…Viracocha entre los antiguos Yngas fue (y a sido) nombre de grandíssima excelencia en tanto grado que quando se cayó en la cuenta de que auía en el Cielo un universal y todopoderoso movedor, y causa de las demás causas…” (Rivara, 139).
Al analizar todos los textos propuestos para lectura sobre el pensamiento Inca, Nahuatl y Maya, concluyo la presencia de una energía superior a todas y que es responsable de la creación del hombre. Únicamente los Nauas comprenden a esta fuerza o divinidad como todopoderosa y causa de todo. Aquí estriba la diferencia de la concepción cristiana de la divinidad, las distintas concepciones no incaicas y las concepciones griegas tradicionales.  
La divinidad Omeoteotl o Tloque Nahuaque en el pensamiento Nahuatl aparece muy relacionada con el mito de las edades o de los soles que mueren y nacen.   Esta divinidad se presenta y actúa en los distintos planos superiores e inferiores y en el mundo con sus diversas orientaciones. Actúa en el tiempo y rige este al desarrollar las eras calculadas en cada calendario.
En conclusión, todo hecho natural que se presenta en la vida de las culturas latinoamericanas, es entendido como acción de las distintas fuerzas que rigen nuestro mundo. Nuestro Dios cristiano, el único y verdadero, tiene diferencias sustanciales con estas fuerzas que, según el pensamiento latinoamericano, rigen nuestro mundo.

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