sábado, 3 de julio de 2010

Sobre la Introducción

Ellacuría, Ignacio, Filosofía de la realidad histórica, UCA, San Salvador, 1990
Introducción: (pp 15-47)

A veinte años de distancia de la publicación póstuma de este texto sigue en pie la pregunta de Ignacio Ellacuría: ¿Cuál es el objeto de la filosofía?

La metafísica denominada unidad del saber, sin lastimar la multiplicidad del ser, es un demonio muy antiguo de reducir (re-conducir) a una única versión (universo) lo diverso. La tentación de Christian Wolf por dividir la metafísica en General u Ontología, por un lado (Filosofía Primera aristotélica, que se pregunta por el ser) y por el otro una Especial (que se ocupa tanto de Dios, del universo, del alama que son también objetos suprasensibles) o una de tipo regional fenomenológica, no tienen sentido en Ellacuría, pues en el todo real, quedan incluido todos estos aspectos, sin olvidar al hombre.

Como el objeto de la filosofía, tradicionalmente, ha sido un concepto abarcador complejo, la gravedad del asunto sería la manutención del universo a partir de lo diverso, del sub ratione totius sustentado en el sub ese, sub specie particular.

La operación aritmética no es sencilla, ella implica un tipo de complejidad segregadora, divisora (dialéctica) y sustractora para asegurarse la unidad totalizante.

1. Atavismos de la dialéctica.

Se dice que Hegel redujo (re-condujo) el todo de la realidad al Absoluto, por su parte Marx lo recondujo hacia lo económico, éste, educado en la lógica de aquél, intentó llenar el esqueleto de las vacías formulaciones metodológicas con El Capital; gracias al movimiento (dynamis) en el tiempo se da el proceso de producción de bienes y servicios para el consumo: prolongación de la vida, ese proceso de momentos distintos es resuelto a través de las categorías del modo de producción, factores de producción.

Negar para unificar (nec-esse).

En Hegel se produce una dialéctica diabólica para obtener el símbolo (la unidad). Es una dialéctica con rumbo a la verdad y hacia la realidad, que dolorosamente tiene que pasar por la negación, esa negación es una fuerza creativa, que lleva a la unidad.

2. Vicisitudes de la dialéctica.

Como los momentos contradictorios dan paso a una unidad superior, que deja atrás (supera) la unidad hasta entonces lograda, reasumiendo los momentos contradictorios en una unidad nueva, en la que se dan por abolidos pero al mismo tiempo conservado. No hay momento quieto o etapa final (pág. 22). No obstante, cómo es posible que sin telos o paraíso haya lucha o negación, en especial una negación-creativa es el modus operandi del mercado, un producto niega a otro, lo supera, conservando la necesidad intacta de la demanda, aunque cualitativamente transformada.

2.1. Estructura y proceso marxiano: invirtiendo a Hegel.

La unidad que busca fundamentar la filosofía no es solo diacrónica, sino también sincrónica: no es solo procesual sino también estructural. Marx reclama a Hegel que lo que se da en la realidad y en la historia no es producto de un Espíritu (Geist, Weltanchauung), sino al revés, lo que puede haber de Espíritu en la realidad y en la historia es el producto de condiciones materiales.

2.2. El hechizo de lo concreto: el reísmo de la producción de bienes y servicios vs consumo.

Como Marx no acepta el ser-en-general idealista de Hegel, por ser un producto mental, una categoría que solo tiene realidad en la mente, propone otra categoría de la vida material y de la economía política: la mercancía (Ellacuría, 1990). El reísmo objetivista extraído de las obras de los economistas clásicos (Smith y Ricardo) quienes imputaban valor a los bienes a través de los costos, léase la siguiente fórmula (la labor del obrero + el costo del capital + las horas empleadas en la elaboración del producto + la renta = precio final del producto) era un intento desesperado para solucionar el problema de cómo llegan a adquirir valor los bienes; formulaban la pregunta a través de una paradoja: ¿Cómo es que los diamantes, que no son tan útiles para la sobrevivencia de los humanos, puede llegar a valer más que el pan? El planteamiento de esta paradoja, (para-doxa: dos opiniones que viajan juntas pero que no se contradicen) creo en Marx el equívoco de hipostasiar los bienes en cuestión (mercancía) e imputarles valor de uso y valor de cambio a los mismos, convierte así la paradoja en una contradicción; en todo este análisis quedan fuera los seres humanos consumidores (sujetos desiderantes), quienes son los que orientan al fabricante qué producir o dejar de producir, y quiénes, en última instancia, orientan el precio, que es una expresión “objetiva” del valor; al analizar esta categoría al margen de la acción humana Marx siguió repitiendo al calco el error de los economistas clásicos, herederos de una visión científica objetiva y, por no decir materialista del fenómeno llamado intercambio. A decir de Ellacuría, para Marx la mercancía es concreta, material, históricamente específica y contiene, per se, unitariamente una antítesis clave (valor de uso contra valor de cambio), cuyo desarrollo contiene todas las otras contradicciones del modo de producción capitalista. Marx se desatiende del análisis del intercambio, ¿qué sucede cuando los agentes económicos intercambian mercancía?, a decir de Robert Nozick en Anarquía, Estado y Utopía, cedemos nuestros derechos de uso y de propiedad (Nozick, 1974). Si bien Marx intentó desasirse de los abstractos conceptos hegelianos, cayó en la trampa abstraccionista del proceso de producción, hechizado por lo concreto, sin analizar que el producto final (sea bien o servicio) solo es parte del proceso (diacrónico-estructural, para mantenernos en la jerga) llamado mercado.

El positivismo de la realidad intramundana.

La Filosofía (sin +), es una búsqueda desesperada de fundar la realidad intramundana el objeto de la filosofía, “Zubiri sostiene que cabe una estricta metafísica intramundana… , porque precisamente el “mundo” es una unidad estrictamente física…, la unidad física real y constatable (positum, positivo, lo puesto ante los sentidos) del mundo no admite como “parte” de esa unidad física algo que no pueda entrar en ella…” (pág, 26).

¿Es la realidad histórica el objeto de la filosofía?

4.1. Ascesis platónica-zubiriana-ellacuriana.

En Zubiri, el objeto de la filosofía es la realidad unitaria intramundana en su proceso hacia formas superiores de realidad tales como se dan en la persona humana y en la historia. “La vida no es sólo una realidad distinta que la materia pura, sino que es otra forma de realidad y otra forma de realidad posterior y superior… de modo que van aareciendo formas de realidad superiores a partir de las inferiores” (pág. 30 y 38-40).

4.2. La propuesta pacifista de Ellacuría ¿antidialéctica?

Nuestra tesis sostiene, al menos formalmente, que ni la unidad debe anular las diferencias ni las diferencias la unidad.

¿Positivismo Comtiano? Recordemos que el Catecismo positivista (1852) de Comte estaba fundada en la estática y dinámica extraído de las ciencias físicas, también recordemos que su sociología se funda como Física social, utilizar el concepto de dynamis o estática no es muy oportuno para el asunto de la historia, ver la realidad histórica en estas categorías es brindarle tributos al positivismo francés. “Vista la realidad como intrínsecamente dinámica en y por sí misma,… es(tá) claro que estamos lejos de toda consideración puramente estática de la realidad. La realidad es originalmente dinámica. (pág. 34) ¿Acaso también ese “dinamismo estructural” del que habla Ellacuría no es un tributo al Geist de Hegel? (pág. 35)

4.3. La hipótesis de la lucha de clases.

Después de dos décadas de la aparición de este libro, ¿podemos seguir utilizando la categoría de lucha de clases para el análisis de lo social? (pág. 36) De hecho, para Ellacuría se trata de un substrato (categoría substancial), por no decir hipotética (hipo, por debajo –tesis, supuesto o propuesta).

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Walter Hernández
Julio, 2010

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