miércoles, 28 de julio de 2010

La materialidad de la historia (1ª Parte), por Walter Hernández

Antes de nada, déjenme que ponga las cartas sobre la mesa. Creo que tanto la naturaleza o la herencia como el ambiente explican la conducta humana. No respaldo una tendencia ni la otra, pero eso no significa que esté adoptando una postura “a mitad de camino”. Como dijo una vez el político tejano Jim Hightower: “En mitad del camino no hay más que una línea amarilla y un armadillo muerto”. Mi intención es demostrar que, efectivamente, el genoma ha cambiado todo; no ha cerrado el debate ni ha ganado la batalla a favor de un lado u otro, sino que ha pulido los argumentos de ambos extremos hasta llegar al punto medio. El descubrimiento de cómo influyen realmente los genes en la conducta humana, y cómo influye la conducta humana en los genes, está a punto de dar una forma completamente nueva al debate. Ya no se trata de la naturaleza frente al ambiente, sino de la naturaleza por vía del ambiente” (Ridley, 2004).
§1

Puede darse naturaleza sin historia, pero no historia sin naturaleza

Contraponer la naturaleza a la historia es caer en el dualismo existencial entre lo formal y lo integral, y en suma, ser integralmente no requiere de una definición por contraposición, la naturaleza es el fundamento que subyace en un carácter desgajamiento exigitivo.

1.1.            Ubicuidad de la naturaleza material

La presencia de la naturaleza en la historia no está en discusión, y por lo tanto adquiere un carácter apodíctico en la concepción de la historia en Ellacuría.  El peso que tienen los agentes físicos sobre el fenómeno social a través del tiempo (momentos básicos), es preponderante.

1.2.            Primacía de la materia: momento básico primero.

Ellacuaría nos invita a concebir la materia de un modo estructural (esto es como unidad) y posicional (esto es múltiple). A metáfora de cascada, cada elemento está formalmente vertido y solo pude tener realidad si está invertido, correlacionado o respectiva e intrínsecamente desde los demás. La materia es, pues, estructura constitutiva posicional, unidad múltiple y multiplicidad unitaria.

1.3.            Unidad material del cosmos, constitutivo de la realidad.

La cosa material particular, como elemento de la multiplicidad de la unidad primaria del cosmos, es una “cosa-de” un todo (cosmos), que en su estructura “intencional”, podríamos seguir que temporalmente que su unidad primaria consiste en ser “anterior” a ella misma.

El despliegue del cosmos se manifiesta a través de la materia, la materia es su “poder” desplegarse, explanar ese poder plegado, es su formal dinamismo, sin las rationes seminales de los escolásticos y retrohegelianamente hablando, la bellota no es germen porque conduce a una encina, sino que conduce a una encina, porque es bellota (Ellacuría, 1990, pág. 61), lo que actualmente puede la bellota “dar de sí”, su actualización o realidad actual. Es así como la bellota “se mueve” o se despliega a la materia viva.  

1.4.            El espacio (res-extensidad-respectiva): momento básico segundo de lo intramundano.

El espacio es estructura.

¿Toda realidad mundana, necesariamente surge de la materia? Para la física, el espacio está constituido por factores que rompen el aislamiento, la irrupción de los acontecimientos físicos necesariamente conlleva al continuo espacio-temporal para el acontecer de los cuerpos. Este fluir del espacio no es más que una dimanación (manifestación visible o invisible) de las cosas mismas. Aunque realmente, el espacio es algo dimanante de las cosas mismas (materiales). El espacio no es una cosa como las demás cosas materiales, pero es una realidad material (pág. 73), Ellacuría sustituye la forma a priori kantiana por un principio estructural por el que son espaciosas, no es un espacio ante o para la mente, sino que es una propiedad de las cosas materiales, de las que se puede predicar sus notas como nota-de (intencional-correlativa-respectiva) concebida como una tensidad conectiva, ya que cada cosa es lo que es en función de las demás, pero con toda libertad, posibilitada por la función biológica (pág, 144), que le ha permitido su seguridad, equilibrio, estabilidad , juega en el conjunto una función que le es propia (individual-respectiva), cada cosa está fuera de las demás, pero vertida a ellas; (ex - de), no se identifica con las otras, pero está formalmente vertida: por lo que es di-vertida. El “ex” es la marcha hacia la libertad o la que lo posibilita. La función biológica posibilita, pues, la regionalización estabilizadora de la materia, creando así la pelota de la vida (bio-sfera), la independencia fundante de la autonomía del ser vivo en forma de apropiación en forma de hábitat, agrupamiento patrocinado por el espacio aislador, que a manera de metáfora de George Cantor, podríamos agrupar en conjuntos o esferas que permiten ese recorte espacial que independiza del medio a los seres vivos. A nivel macro, el espacio agrupa, a nivel micro (intramundano) individualiza en un sentido orientativo, pues gracias a esta separación es posible un telos individual de cada viviente  desde un centro que es él mismo y en torno al cual ve todo lo demás (pág, 70), así que ocupar el espacio, en el caso de los cuerpos, que impiden positivamente (localmente) que otro cuerpo pueda ocupar el mismo espacio que é ocupa,  en la realidad humana se traduce en colonización.

1.5.            El tiempo: momento básico tercero.

Time open on line

El presente, tejedor del tiempo precedente que vadea, El fenómeno temporal es, por lo pronto, un fenómeno que aparece en aquellas realidades donde unas notas vienen “después-de-otras” (pág. 76). En el tiempo hay un “pasar” (presente: unidad compleja de ahoras)  que se va haciendo pasado y que va yendo hacia el futuro, el presente envuelve la actualidad de haber sido un momento anterior, un demonio muy antiguo.
El desarraigado ahora, que no tiene estancia, está de paso, la puntualidad de este paso no consiste en dejar de ser en el mismo instante en que es, porque si fuera así no habría tiempo, no es que deja de ser en el instante mismo en el que es, sino que dicha puntualidad (instantaneidad) consiste en venir-de e ir-a, es el va-de-ar del tiempo. La ingenuidad posmoderna de contemplar el presente como un ahora puntual omite este análisis del vadear, su carácter transcurrencial de cada momento temporal.
Ellacuría pretende que nos olvidemos de la categoría kantiana del tiempo, un tipo de tiempo que acaece ante la conciencia, que rinde tributos y se sacrifica a modo de representación de la forma a priori, en su lugar, nos invita a contemplar el tiempo como esa línea abierta, una apertura lineal hebrea (Abraham tiene prohibido volver a Ur de Caldea por el imperativo Canaan o tierra prometida) que nunca vuelve sobre sí misma, (pag, 79), la metáfora temporal lineal hacia el infinito, irrepetible e irreversible, tiene un carácter direccional, como  la transformación del trabajo (energía) en lo calientito (2ª Ley de la termodinámica) (pág. 80 y 89).

Cronología y cronometría.

“Primaria y fundamentalmente el tiempo tiene una modulación cualitativa muy anterior a toda métrica; la sucesión de los momentos es, ante todo, cualitativa… de ahoras” (pág. 81)

Los tiempos no son iguales, frente al tiempo cósmico (empírico) contraponemos el tiempo cualitativo, la métrica del reloj o el calendario se funda siempre sobre la estructura cualitativa (cronológica). El tiempo no es algo independiente de las cosas, cada cosa tiente su tiempo, las cosas transcurren temporalmente. Ante el asombro de San Agustín y de Da Vinci, para quienes el tiempo se come a las cosas, Ellacuría, citando a Zubiri, dirá que son [más bien] las cosas las que devoran el tiempo, y no el tiempo quien devora las cosas El tiempo es siempre, y sólo, ‘tiempo-de’ algo,…” (pág. 86), y las cosas, llevan tiempo, energía, trabajo y direccionalidad histórica.
Procesos temporales: inferior-superior.

Contemplemos esta imagen de abajo hacia arriba.

4. Biográfico-histórico (precesión)
3. Psíquico (duración)
2. Biológico (edad)
1. Físico (sucesión)

1.6.            La vida (bios): momento básico cuarto.

La historia tiene profundas raíces biológicas (demonios muy antiguos), pero reconocer la importancia de lo biológico en la historia no supone que ésta deba ser concebida como un macro-organismo sometido al fatalismo de las estrictas leyes biológicas propios de una sociobiología Spenceriana que confunde las metáforas organicistas (con carácter didáctico-explicativas)  con el fenómeno social: sociedad sana, sociedad enferma, sociedad podrida, depresión social.

Ellacuría toma postura frente a este peligro, para él Lo social y lo histórico tienen una peculiaridad que sobrepasa la consideración biológica como lo vital tienen una peculiaridad que sobrepasa la consideración mecanicista (pág. 92-93), lo biológico solo es uno de los momentos básicos de la historia. Sería como si la lucha de clases fuera de una mera prolongación  de la lucha por al existencia (sobrevivencia).


Dos perspectivas para un método compositivo

La presencia de lo biológico en la historia puede verse desde: - la constitución del individuo (perspectiva ontogenética del hic et nunc) y – la constitución de la humanidad (perspectiva filogenética de los tipos de humanidad).

Para que la historia pudiera dar inicio, tuvo que constituirse la primera agrupación fudamentalmente biológica (comunidad, conjunto) de la que todos hacemos reclamos genéticos a través de los mitos fundacionales, nuestros paleonarradores nunca se vieron los dientes.

Pos sus dientes los conocerán…

Hay razones somáticas y biológicas para fundamentar el tipo de inteligencia y el tipo de actividad que los tipos de humanidades pudieran desarrollar, como herederos filéticos de ese antes de donde venimos, y su fundamento biológico, es prueba suficiente para contemplar lo biológico como configurador de un tipo u otro de humanidad y de un modo y otro de historia, es así como la estructura dental refiere o es respectiva a toda una estructura de masticación, ya sea de una ingesta alimenticia cruda o cosida, para diferenciar al animal del hombre. Los sistemas dentales no son más que una parte del sistema orgánico total, pero muestran el papel que representa la lucha por la satisfacciones de la necesidad biológica de alimentación en el proceso transformativo y evolutivo. (pág. 97)

Pero, ¿por qué no la psique?

Ellacuría le da la preeminencia a lo biológico y solo posteriormente el elemento psíquico vendrá a adherirse al proceso evolutivo, el primero tiene que liberar al segundo para que éste se apropie de su libertad, en una concepción estructural del hombre puede y debe admitirse que el psiquismo humano se convierte en factor de evolución respecto de los distintos tipos de humanidad (pág. 97), el útil precede al cerebro y lo conforma, no el cerebro al útil (pág. 98). En un eco de tautología hegeliana con respecto a lo ideal,  Ellacuría lo hace con respecto a lo biológico, En el hombre todo lo biológico es psíquico y todo lo psíquico es biológico, pero igualmente en la humanidad todo lo natural es histórico y todo lo histórico es natural (pág. 101).

1.7.            Evolución e historia

Origen y Generación: activo circulante.

¿Qué pasa cuando nos replicamos?
R// La generación no es, por lo pronto, repetición numérica, sino “constitución genética” (pag, 103), como en el ahora-desde-hacia del presente, los individuos es un momento sobre el que se apoya la acción causal del “modelo” de los individuos producidos, es como la esencia-específica y originación de una innovación biológica, es lo que llamamos por evolución. Cada especie tiene su respectivo anterior, la originación tiene ese carácter sistemático, pues cada esencia específica surge no de otra cualquiera, razón por la cual Ellacuría habla de distintos tipos de humanidad, en un preciso momento del tiempo, porque la generación no es ni mera repetición ni producción fija, sino circulante. Esa especie de diferenciación y continuación de lo anterior solo es posible ya que un animal no podría dar paso a otro distinto si no estuviera en un determinada configuración de esencias, las que constituyen su medio, tal limitación es la única forma posible de una evolución permanente y sistemática.
Entonces,

¿Es posible resucitar la decimonónica historia natural, por ejemplo de los roedores?
Eso me recuerda el famoso ensayo de Thomas Nagel, Qué se siente ser un murciélago?
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Walter Hernández
Julio, 2010
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Referencias
Ellacuría, Ignacio, Filosofía de la realidad histórica, UCA, San Salvador, 1990
Ridley, Matt Qué nos hace humanos. Taurus, 2004

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